Campaña contra el dolor ajeno
El diseño es un proceso, como la cocina -símbolo de transformación para Jung-. Ya sea siguiendo una receta al pie de la letra, o experimentando libremente; todo empieza con un par de ingredientes en estado de materia prima que luego se convierten en un plato donde sólo algunos pocos pueden percibir los detalles de su composición por separado, saborear un itinerario constante del todo a la parte y de la parte al todo. Para la mayoría, el resultado final gusta o no.
Parafraseando o robando sin piedad ni disimulo un título de un texto de Barthes, este es mi primer intento de empezar un registro asistemático de lo que en algún momento, de alguna -aunque sea remota- manera me llama la atención y creo que se relaciona con el quehacer cotidiano del diseño, de la experiencia diaria en mi "cocina del sentido".
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